lunes, 3 de febrero de 2014

Ejercicio 13 - Página 119

Fue en la primavera del año 2012. Llovía durante todo ese día sin cesar. Había algunas personas que no llevaban paraguas así que más bien estaba chispeando.

De momento con el viento que hacía un árbol cayó y hizo que un coche fuera aplastado por el árbol. Yo bajé inmediatamente de mi hogar para ver lo que sucedía. Llamé a la policía para que vieran el panorama y hicieran lo que ellos vieran correcto. No tardaron más de 10 minutos en cuanto ya estaban allí y observaron lo ocurrido. Avisaron a los bomberos y tardaron como media hora en llegar aunque cuando llegaron inmediatamente levantaron el árbol como si fuera pluma. Una grúa se llevó al coche y el tráfico empezó a fluir con normalidad ya que estaba cortado por el árbol que atravesaba toda la carretera.

Más tarde vi a un hombre mayor nervioso y asustado. Le pregunté que le ocurría y me respondió que no sabía dónde se hallaba su vehículo e inmediatamente le conté lo sucedido y el hombre se frustró y no sabía que hacer en aquel momento. El anciano fue de inmediato hacia donde llevaron su vehículo y cuando llegó vio el coche destrozado aunque más tarde le dijeron que se lo arreglarían. Cuando volvió del lugar donde estaba su vehículo me agradeció de corazón mi ayuda y me sentí orgulloso de haberle ayudado.

A partir de ese momento el anciano y yo tuvimos una amistad muy buena y la verdad es que me gustó eso de ayudarle al hombre.