domingo, 23 de marzo de 2014

Tarea 1. Una carta como la de Lázaro de Tormes

                                                             7 de abril de 2019
                                                                                                                            Sevilla, España
Don juez:
Me llamo Enrique, más conocido como Kike. Nací en un barrio marginal de Sevilla, conocido como las 3.000 viviendas. El 15 de agosto de 1998 fue cuando mi madre dio a luz y nací.

Cuando yo tenía 15 años, conocí a unos chavales de mi edad, me empecé a juntar con ellos, y me uní a su grupo, por lo visto ellos eran ultras del Sevilla F.C, los que son Biris Norte. También consumían maría, compraban y plantaban. Yo no iba a la escuela y claro, no tenía nada mejor que hacer que meterme en ese mundo. Poco a poco mis amigos me inculcaron la vida ultra, me fui convirtiendo poco a poco en uno de ellos, un biri y adicto a la maría.

Mi pelo era corto, de un color marrón oscuro. Los ojos los tenía casi siempre rojos, las cejas pobladas y las pestañas muy cortas. Mi nariz era normal, no es que llamara la atención a nadie por tener una forma peculiar. Los labios los tenía gruesos y los dientes no es que lo tuviera perfecto pero tampoco mal colocados. Era robusto, era de estatura media y estaba fuerte, la verdad es que en más de una ocasión usé mi fuerza.
Estaba un poco loco y a veces se me iba la cabeza, como en algunas ocasiones que me encaraba con mi madre cuando me llevaba la contraria pero no recibía mucha educación así que no es que no fuera de esperar mi actitud. Luego tenía una forma de pensar algo peculiar, quería que Andalucía fuera libre, siempre iba a los partidos del Sevilla a animarlo con mi bandera de Andalucía libre. También eso de ser ultra es una vida un poco arriesgada y a mí me gustaba esa vida la verdad.

La vida ultra me gustaba mucho y siempre tenía por delante la frase ‘‘All Cops Are Bastards’’ (ACAB) que significa ‘‘Todos los policías son unos bastardos’’ porque la verdad es que la policía da un poco de vergüenza, ya sabréis luego el por qué pienso eso.

Una de las muchas aventuras que viví, fue esa noche que fui al estadio del Real Betis Balompié, a animar al Sevilla en el derbi sevillano. Ese día siempre lo recordaré, fue la primera vez que viví un derbi en un estadio como visitante, con los desplazados. Aún recuerdo que de camino a llegar al estadio, la policía nos escoltaba durante todo el camino, y cuando llegamos al estadio, estaban allí los ultras del Betis, vinieron hacia nosotros con palos y se montó una increíble antes del partido, la policía no pudo hacer nada ante esa pelea, fue impresionante todo el mundo dándose palos y salieron algunos heridos. Al entrar al estadio, la seguimos liando, partimos sillas del estadio, escupimos a los béticos de abajo nuestra, y lo más importante, nos dejamos la garganta por animar al Sevilla, y tuvo su recompensa ganando 1-3 al Betis. Ese día lo recuerdo como si fuera ayer.

Foto del autor.
También hubo una vez, que estábamos en nuestro barrio, tranquilos, fumando unos porros de maría y de un momento a otro vimos a la policía que se acercaba a nosotros corriendo, nosotros no hicimos nada aunque la policía nos dijo que qué hacíamos ahí fumando esa planta, que es ilegal y nosotros nos reímos porque la verdad es que no éramos ni conscientes de lo que pasaba, estábamos un poco desvariados. La policía nos quitó la maría y todo lo que llevábamos, nos dio unos cuantos de palos y se fue, tan tranquilos como si nada, desde aquel momento empecé a coger odio a la policía.


Y ahora te contaré el por qué te mando esta justificación y por qué me parece que todos los policías son unos bastardos.                                     
                                                                                                                  
Foto del autor.
Era la final de la UEFA, un torneo europeo de fútbol en el que se jugaba la final en Turín, y se enfrentaban: Juventus – Sevilla. Yo y unos 300 biris más, fuimos al campo del Juventus a animar al Sevilla. Antes del partido nos reunimos a las afueras del estadio, y me quedé flipando cuando vi a un policía pegarle palos a un niño de 7 años por el simple hecho de cantar cánticos de su equipo, me fui yo a la policía y le di con un palo que cogí hasta dejarlo inconsciente, no me arrepiento de nada de lo que hice, me pareció de vergüenza lo que hacía el agente de policía al menor y sin pensarlo hice lo que hice. Toda la gente acudió a ver lo que pasaba y yo me fui con los míos, me recibieron con aplausos y gritando: ¡TRECE, TRECE, DOCE, DOCE! 1312 significa lo mismo que ACAB. Entramos al estadio y todos los que acudieron allí empezaron a pitarnos como gesto de que nos fuéramos de ahí. Nosotros ni caso, nuestra misión era animar y solo animar a nuestro equipo, nos dejamos la piel ahí, aunque el Sevilla salió derrotado. Aun así, ese día fue uno de los mejores días de mi vida, sinceramente.

El policía al que dejé inconsciente al final murió, y es por eso por lo que estoy arrestado pero te explico todo lo que ocurrió porque el policía le agredió a un menor y para detener esa agresión le tuve que dar palos hasta matarlo. Y repito, no me arrepiento de lo que hice en ningún momento porque para mí, lo que hice fue un buen acto aunque quizás un poco violento pero no me quedaba otra.
A la semana siguiente, cuando estaba ya en Sevilla, en mi casa tranquilo, me vino a buscar la policía y me interrogó, yo le conté todo lo que ocurrió con el máximo detalle y aun así, me llevaron al calabozo a pasar unos días y al cabo de unos días me llevaron a los juzgados donde yo no acudí por razones personales y por eso es por lo que le escribo esta carta a usted. Espero que tenga en cuenta en la situación que me encontraba y que el policía tampoco hizo un buen acto ante el menor.


Fdo: Kike Herrera León.

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